En Lima nadie reniega.
En Lima nadie se rinde.
En lima crecen los geranios. De dos colores, tan encendido como los semáforos. El rojo y claro como el esplendor de todos los días, blanco titanio.
Cada suspiro un respiro, de Lima, la selva, y la montaña.
Cada brazo extendido al sol, un abrazo al bello Perú.
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